El esmalte y la dentina humana deben usarse como estándar fisiológico con el que comparar los composites, sobre todo en la región posterior, La rugosidad intrínseca de la superficie de los composites debe ser igual o inferior a la rugosidad de la superficie del esmalte humano en las áreas de contacto oclusales esmalte-esmalte (Ra = 0,64 um). La rugosidad determina la resistencia biológica de los composites. El valor de dureza de nanoindentación de las partículas de relleno (2,91-8,84 GPa) no debe ser mayor que el del cristales de hidroxiapatita del esmalte humano (3,39 GPa): Los composites ideados para uso posterior deben tener un módulo de Young al menos igual, y preferiblemente mayor, que el de la dentina (18,500 MPa): La resistencia comprensiva del esmalte (384 MPa) de la dentina (297 MPa) y la resistencia a la fractura de los dientes naturales (molar = 305 MPa; premolar = 248 MPa) ofrecen un excelente estándar mecánico para seleccionar la resistencia óptima de los composites posteriores. La tasa de desgaste del área de contacto oclusal in vivo de los composites debe ser comparable con la tasa de desagaste de atrición del esmalte (aproximadamente 39 um/y) en molares. El desgaste diferencial entre el esmalte y el composite en un mismo diente es un nuevo criterio para visualizar y cuantificar la resistencia al desgaste de los composites de una forma biológica. Las resinas posteriores deben presentar una opacidad radiológica ligeramente superior a la del esmalte humano (198% Al). Basándose en estos criterior estándar, puede concluirse que en el siglo XXI los materiales de elección para la restauración de cavidades serán los composites ultrafinos de relleno compacto.
ISSN: 02140985
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Willems, Gilda
Los composites del siglo XXI
En: Quintessence Clínica / Ediciones Doyma; qcl. -- Vol. 8, no. 6 (jun./jul., 1995). -- Barcelona : Doyma, 1995
El esmalte y la dentina humana deben usarse como estándar fisiológico con el que comparar los composites, sobre todo en la región posterior, La rugosidad intrínseca de la superficie de los composites debe ser igual o inferior a la rugosidad de la superficie del esmalte humano en las áreas de contacto oclusales esmalte-esmalte (Ra = 0,64 um). La rugosidad determina la resistencia biológica de los composites. El valor de dureza de nanoindentación de las partículas de relleno (2,91-8,84 GPa) no debe ser mayor que el del cristales de hidroxiapatita del esmalte humano (3,39 GPa): Los composites ideados para uso posterior deben tener un módulo de Young al menos igual, y preferiblemente mayor, que el de la dentina (18,500 MPa): La resistencia comprensiva del esmalte (384 MPa) de la dentina (297 MPa) y la resistencia a la fractura de los dientes naturales (molar = 305 MPa; premolar = 248 MPa) ofrecen un excelente estándar mecánico para seleccionar la resistencia óptima de los composites posteriores. La tasa de desgaste del área de contacto oclusal in vivo de los composites debe ser comparable con la tasa de desagaste de atrición del esmalte (aproximadamente 39 um/y) en molares. El desgaste diferencial entre el esmalte y el composite en un mismo diente es un nuevo criterio para visualizar y cuantificar la resistencia al desgaste de los composites de una forma biológica. Las resinas posteriores deben presentar una opacidad radiológica ligeramente superior a la del esmalte humano (198% Al). Basándose en estos criterior estándar, puede concluirse que en el siglo XXI los materiales de elección para la restauración de cavidades serán los composites ultrafinos de relleno compacto.
ISSN: 02140985
1. ODONTOLOGIA CONSERVADORA; 2. COMPOSITES I. Lambrechts, P. II. Braem, M. III. Vanherle, G.